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Angustia/Ataque de Pánico

 

 

 

 

 

La palabra angustia estaba incorporada al idioma griego y al latín y significa “estrechar, oprimir, estrangular”. Es un afecto displacentero intenso que se expresa o se acompaña de diversos síntomas físicos (sensación de ahogo, palpitaciones, opresión en el pecho) y psíquicos (intenso displacer, tristeza).

La angustia, así como el miedo, puede ser una reacción esperable frente a algunas situaciones especificas (vivencias de perdida, incertidumbre frente al futuro, como así también mudanzas, viajes, separaciones, conflictos amorosos, dificultades económicas, exámenes, entre otras situaciones) o bien frente a experiencias extremas, como enfrentarse a un peligro inminente o a un evento traumático, siendo en general una experiencia humana normal o habitual en todo individuo

La angustia se vuelve problemática cuando se mantiene en el tiempo, se presenta como algo sorpresivo e inexplicable, que parece no estar ligada a una situación vital especifica, y su vivencia se vuelve inmanejable y entorpece la vida cotidiana invalidando a la persona para desenvolverse autónomamente.

La crisis de angustia o ataque de pánico se produce cuando las sensaciones físicas y/o psíquicas, propias de la angustia, aparecen de manera brusca y con gran intensidad por un periodo corto de tiempo. Pudiendo presentarse con cierta frecuencia en el día, en la semana o en el mes.

Los síntomas más frecuentes son: aceleración de la frecuencia cardiaca, sudoración, temblor, opresión en el pecho y sensación de ahogo, ritmo de respiración corto y con mayor frecuencia, nauseas, mareos o desmayos, sensación de irritabilidad, miedo a morir, a perder el control o a volverse loco, sensación de estar paralizado o querer escapar de la situación en la que se está.

Cuando los síntomas persisten en el tiempo, pueden producir cambios en el comportamiento que deterioran la calidad de vida, así como el temor a padecer un nuevo ataque va llevando a la persona a evitar lugares y/o situaciones. Estos lugares o situaciones se van haciendo cada vez más numerosos, limitando las actividades y la vida del las personas.

En relación al tratamiento, muchas veces se utiliza la combinación de un tratamiento psicoterapéutico y farmacológico. Sin embargo, la administración de fármacos no siempre es necesaria, ésta dependerá de cada caso, teniendo en cuenta el tipo de trastorno y la severidad del mismo.

Nota: Según el DSM IV Manual de Criterios Diagnósticos, se ubica  dentro de los Trastornos de Ansiedad.

 

 

 

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